Son las 6 de la mañana y me encuentro en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Poco a poco comienza a despertar esta zona de nuestra capital y soy testigo de ello. Me encuentro dando vueltas, buscando un lugar abierto en donde estacionarme, ya que es bien sabido que en la ciudad es complicado encontrar lugares seguros para mí y mi auto.
Necesito un lugar en el que mi auto esté seguro y pueda realizar mis actividades sin tener que preocuparme por la seguridad de mi carro. Encuentro algunos lugares donde me indican que debo dejar mis llaves con ellos; no me siento seguro y mejor me voy.
Luego de dar vueltas y vueltas, llego a Deprisa donde noté una gran diferencia desde un principio; no hubo problemas al momento de entrar. Todo, todo está correctamente señalizado. Encuentro un lugar limpio, amplio y seguro para mi carro. Estaciono mi auto, bajo de él, me pongo mi cubreboca y me llevo conmigo mis llaves.
Al fin, encuentro un lugar adecuado para dejar con confianza mi auto. Elijo entre utilizar las escaleras o los elevadores; ambos muy limpios y sanitizados. Me siento bien de que todo esté libre de suciedad.
Salgo a hacer mis actividades con todas las medidas de higiene para mí y para los demás. Regreso, entro y sigo los protocolos de seguridad e higiene para cuidarnos entre todos.
Al momento de pagar mi boleto hay dos opciones: pagar en cajero automático o pagar a través de mi aplicación móvil -disponible para cualquier celular- que además es de descarga gratuita. Normalmente me acercaría a los cajeros automáticos, pero prefiero hacer el pago a través de la aplicación; fácil, rápido y desde mi auto. Solo escaneo mi código, hago la transacción… y listo.
Nos volveremos a ver, Deprisa, eso es más que seguro.